Un gran proyecto editorial
El contable dejó un mensaje en el contestador con tono mustio, para anunciar su ausencia.
La cita estaba planeada a las 6 en casa del diseñador, y el flamante director-editor miró su reloj 5 minutos antes con lágrimas en los ojos delante de un puñado de pastillas y sus posibilidades, era evidente que no llegaría, además estaba muy lejos.
Toda la mesa de redacción tendría un gran potencial si el equipo se animaba a trabajar, si llegara al menos a reunirse.
La fotógrafa desconsolada buscaba por toda la casa sus equipos extraviados sin éxito, lamentándose apesadumbrada a la vez, de no tener dinero ni para el autobús.
El creador del proyecto de la nueva revista tenía todo claro, un segmento de mercado muy específico y que no le importaría pagar por leer los contenidos, un público que deseaba tener esa información, lectores con empatía total con los temas. Al mismo tiempo serias dudas lo angustiaban.
La reunión tendría por objeto la fundación de la revista, en el orden del día que estaba impreso, figuraba la aprobación de la cabecera, el diseño de los interiores, y otros aspectos técnicos y económicos. Las últimas líneas estaban muy claritas porque se acabó la tinta, y al final de la hoja se marcaron las lágrimas de quien compungido intentó imprimir al menos un ejemplar.
A las 6 no comenzó la reunión en casa del diseñador. Éste, tenía los bocetos de su diseño esparcidos en la mesa coja bajo el neón parpadeante. Escuchó el contestador, envió un mensaje a todos los miembros de la redacción sin recibir respuesta, contestó una llamada de alguien del equipo que balbuceaba palabras calamitosas, leyó un email de otro que pedía disculpas desoladas por su incapacidad de comprometerse con nada…
El diseñador se tumbó atormentado sobre la mesa, respirando profundo con las manos en la nuca, resopló varias veces y se levantó ligeramente para observar sus propuestas; tampoco le gustaban, eran una mierda, un color triste y una tipografía desacertada que ponía:
La cita estaba planeada a las 6 en casa del diseñador, y el flamante director-editor miró su reloj 5 minutos antes con lágrimas en los ojos delante de un puñado de pastillas y sus posibilidades, era evidente que no llegaría, además estaba muy lejos.
Toda la mesa de redacción tendría un gran potencial si el equipo se animaba a trabajar, si llegara al menos a reunirse.
La fotógrafa desconsolada buscaba por toda la casa sus equipos extraviados sin éxito, lamentándose apesadumbrada a la vez, de no tener dinero ni para el autobús.
El creador del proyecto de la nueva revista tenía todo claro, un segmento de mercado muy específico y que no le importaría pagar por leer los contenidos, un público que deseaba tener esa información, lectores con empatía total con los temas. Al mismo tiempo serias dudas lo angustiaban.
La reunión tendría por objeto la fundación de la revista, en el orden del día que estaba impreso, figuraba la aprobación de la cabecera, el diseño de los interiores, y otros aspectos técnicos y económicos. Las últimas líneas estaban muy claritas porque se acabó la tinta, y al final de la hoja se marcaron las lágrimas de quien compungido intentó imprimir al menos un ejemplar.
A las 6 no comenzó la reunión en casa del diseñador. Éste, tenía los bocetos de su diseño esparcidos en la mesa coja bajo el neón parpadeante. Escuchó el contestador, envió un mensaje a todos los miembros de la redacción sin recibir respuesta, contestó una llamada de alguien del equipo que balbuceaba palabras calamitosas, leyó un email de otro que pedía disculpas desoladas por su incapacidad de comprometerse con nada…
El diseñador se tumbó atormentado sobre la mesa, respirando profundo con las manos en la nuca, resopló varias veces y se levantó ligeramente para observar sus propuestas; tampoco le gustaban, eran una mierda, un color triste y una tipografía desacertada que ponía:
“Depresologies”
Tomó un lápiz y tachó la última parte del subtítulo,; “la revista que sale todos l….” y escribió con peor caligrafía:
“La revista que sale... si salimos de esta”
JLVL
Tomó un lápiz y tachó la última parte del subtítulo,; “la revista que sale todos l….” y escribió con peor caligrafía:
“La revista que sale... si salimos de esta”
JLVL
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