Lagrimitas Lili


Coincido con ella a veces mientras camino por las calles de mi infancia, "Doña Lagri" le dicen ahora con respeto los señores mayores como yo. Su vida ha sido todo un calvario, desde pequeña cuando la conocí, lloraba y lloraba, movía sus manitas y solo se contentaba llevándola a pasear... a comer... a bañarse... a dormir.
Sigue siendo muy bajita, rubia y con unos ojazos azules bastante desproporcionados, todo muy extraño en el barrio donde crecimos todos chaparros, morenos y con los ojos de dimensiones regulares y de tonos más bien ocres.
Llama la atención a todos la protuberancia que conserva en su espalda, los más desvergonzados la saludan con un abrazo malintencionado, presionan el bulto y ella de inmediato suelta lagrimones gigantes con los que podrías llenarte una botellita de 33 cl en cada ocasión.
Me da cierta pesadumbre que todos esperen que llore y que nadie se acerque con la buena voluntad a invitarla a comer para contentarla; por otro lado me alegra que nadie le insinúe bañarla y me alivia que pocos la inviten a dormir cuando comprueban que ahora que ha crecido conserva ese extraño agujero en la boca que no le permite cerrar los labios y que da la inquietante imagen que otro señor denominó "inflatable doll lips".
La llaman también Mrs Lili por su apellido de casada supongo, se siente incómoda con esta edad y en estos tiempos, aún con todas sus facultades plenas, sabe que es absolutamente dependiente, se lamenta mucho de su sino, y dice que ni pa' llorar sola sirve. Cuando te lo cuenta en confianza te pide un abrazo apretado y quizá solo en ese momento se siente realizada, te hidrata abundantemente y mueve sus manitas. Ya no se alegra de los paseos, de las comidas, de los baños en espumita, ni de los largos sueños. En estos tiempos está obsoleta y me alegro, ¡gulp!.
Pobre; es Lagrimitas Lili... con su estuche para ti.
JLVL


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