Las nacas. 1/4. Esas maravillosas mujeres.
Las Nacas, eran 5 o 7 hermanas... quizá 11, no lo recuerdo.
Pero estoy seguro que eran tan poderosas, que la única defensa de nosotros los
entre 60 a 100 seminaristas adolescentes, para no reconocer su poderío, era
llamarlas así.
Eran las hijas de los encargados de gestionar la vieja
hacienda cafetalera Cordobesa, que
prestaban los dueños todos los veranos a los curas, para que los seminaristas pasaran
unos cuantos días de vacaciones alejados de cualquier actividad pecaminosa. O
para ponerla a nuestro servicio, tampoco lo recuerdo con exactitud.
Córdoba, lleva el nombre de la antigua ciudad Califal del
Al-andalus por alguna razón que no comprendo, quizá solamente por la morriña
que tuvo el conquistador de turno, porque la nueva ciudad de Córdoba en
Veracruz tiene poco que ver con aquélla. Es exuberante en su naturaleza, muy
húmeda y caliente todo el año, crecen platanares gigantes como si los vomitara
la tierra, el bambú sin ton ni son, y los cafetales enormes e
interminables, al igual que las lluvias, los sapos, las ranas, y los
riachuelos que cada día cambian de ruta destruyendo los puentecillos peatonales
que la gente construía cada día esperando que durasen.
A pocos kilómetros del centro de la ciudad se emplazaba
"La Capilla", la propiedad de la que hablo. Tenía una nave central deshabitada
de 2 plantas, muy antigua y expuesta a los cambios estacionales sin ningún tipo
de resguardo, de tal manera que cada verano que volvíamos se debían reparar, o
bien la escalera, o bien el suelo de la segunda planta. En una ocasión, un
compañero terminó con las piernas exhibidas en la planta inferior, justo en el
vestíbulo y no cayó por poco.
Apenas se entraba en la propiedad, a la izquierda se
encontraba una pileta que habría sido bebedero de ganado, enorme, de unos 9
metros de largo por 4 de ancho y 1 metro
y medio de profundidad, con un agua verdosa que en cuanto el cura Don
Miguel Hernández metía 10 litros de cloro puro,
declaraba "nadable" para el día siguiente.
En la nave de la que he hecho referencia habían varias estancias
en la planta inferior. Un rincón que llamábamos "cocina", y otras
estancias apenas divididas por palos que correspondían al comedor, salón,
cocina y sala de reuniones en la que realizábamos actividades nocturnas
(teatro, music-hall, performance-place, o fogata improvisada). En la superior,
unos cuantos barracones que servían de dormitorio, siempre y cuando el suelo
soportara el peso.
Vuelvo a decir que recuerdo poco, y que 3/4 partes de lo que
digo se lo ha inventado mi imaginación. Y a este punto declaro que debía haber
una capilla pequeña en el exterior, por la cual era justo el nombre de la
hacienda, seguramente era un edificio aledaño, pero no puedo ponerlo
físicamente en ningún espacio de los que recuerdo. Sin embargo es
importantísimo para lo que quiero contar, ponlo tú a la derecha según entras,
justo después de la nave central, a pocos metros –pero no está allí en
realidad–.
¿Y las nacas?... espera la siguiente parte.
JLVL
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