¡Ah!, y nunca discutas con un señor a medio depilar
Y hasta aquí la anécdota; en serio, el
problema es lo de menos y trataré de no contarte detalles, pero mi consejo es
que no lo hagas nunca, nunca, te reventará la cabeza, ¡es una advertencia!
Cuando estalló la causa del problema por
enésima vez, salí enfurecido y con paso firmísimo hasta la casa del vecino bajo
este sol implacable, en chinelas... por el camino de arena... chancleando, paso torpe y avanzando poquísimo en cada pisada, haciendo que mi propio
sudor me convirtiera en una croqueta de polvo.
La rabia se me acumuló por mi ridículo andar en los bastantes metros a conquistar. Al llegar ejecuté dos series de golpes desesperados en
el portón de hierro negro e hirviente que me enrojecieron ligeramente las palmas
de la mano.
Por el agujerito del centro donde se pone la
cadena para cerrar, se asomó agachado un muchachito, joven pero muy orondo. Ya
llevaba yo dichas un par de frases medio vociferando cuando apareció detrás un
adulto que había conocido en otra ocasión, y me pareció justo vociferarle a él
–una cuestión de cortesía–, fue más o menos educado y poco faltón, al menos hasta
que apareció el tercero.
La escena no es muy bonita si la intento
recordar. Los personajes somos; un niño enorme y orondo recién salido de su
alberquita, dos señores que rondarán los 25-27 años, vestidos únicamente con
pantalones cortos, uno de ellos con una barba perfectamente recortada al
milímetro, y yo vestido inadecuadamente con camiseta de manga entera y pantalón
largo, barba blanquecina y desaliñada, corte de cabello informe, y el elemento
común: chanclas.
Reconozco que en este período me encuentro
bastante bajo de ánimo, hipersensible y grosero, por cuestiones personales, así
que una bronca con un vecino es casi el acelerante de un incendio provocado e
inútil. Puedo perder el control con mucha facilidad, reventar, y ser desproporcionadamente desagradable. Y llegué a este punto en cuanto intervino el tercer llegado a participar en el equipo
contrario.
Comenzó por exponer con vehemencia su vena
saltona en el cuello y su gran capacidad para cambiar el color de piel como si
de un camaleón se tratase. El rojo debo reconocer que era intenso y bonito,
pero hubiera sido más digno si lo hubiese visto en un cantaor de Flamenco. De
los argumentos recuerdo poco, y esto empezó a ser el problema.
Pon tú que la razón la tuviera cualquiera de
los dos, a este punto da igual. Llegó un momento en que llevar la ventaja
consistía en medir los decibelios de nuestro litigio, a veces ganaba yo (y eso
que de momento era 1 contra 3), a veces ellos.
"Tercero" empezó a amenazarme y a
increparme cosas acercándose mucho a mí, que ya tengo ciertos problemas de
visión, y entonces se rompió todo.
Pude verlo con más claridad, la cara es
tersa con poco vello y un bigotillo que no tiene ganas de desarrollarse, las piernas
no necesariamente de un deportista y sin embargo atléticas, con vello no de un
barbiespeso pero bastante notable. Sin embargo tronco y extremidades superiores
estaban depiladas de varios días, porque ya había recuperado tubos capilares de
4 mm de largo en algunas zonas.
¿Porqué me fijé en ello?, tu saca tus propias
conclusiones (Y hazte analizar de un psicólogo), pero enseguida me pregunté
porqué no habría terminado. O en todo caso, ¿qué clase de trabajo tiene, en el
que solo necesita la depilación superior?
No es nadador ni físicoculturista, porque necesitaría depilación entera y no tiene el físico exigido. No es modelo, ni va a ir de vacaciones a lugares públicos, necesita un trabajo donde muestre el tronco y los brazos durante el verano y esté mal visto ser velludo... y ¿porqué se está descuidando justo ahora?, si era tan importante cuál es la razón de este pobre afectado para descuidarse?, ¿nuestros problemas serán la causa de su depresión?, no lo creo porque es la primera vez que nos encontramos, y en cambio los problemas que causan desde su propiedad sí me afectan a mí y no me toco ninguna pelambrera.
Pasaron muchas cosas, nos dijimos de todo, nos amenazamos mutuamente, hicimos el bailecito de los gallos inflando las plumas pero sin tocarnos, muy coreográfica, muy bonita en su realización en medio del terregal.
Y aquí quería llegar. En determinado momento
dejé de seguir la discusión con lógica y seguí gritando (soy un comunicólogo
que sabe que ante la ausencia de argumentos, a veces triunfa la reiteración y
el volumen alto), aparecieron más personajes alrededor, familiares de ellos en
biquinis varios o bañadores coloridos, mi mujer súper enojada en mi favor,
otros vecinos que intentaban entender qué demonios estaba sucediendo con este
vociferio a media distancia, y diversas cabecitas asomadas en los portones más
lejanos que no distinguí bien.
En mi fuero interno creí estar perdiendo en la discusión, porque no dejaba de pensar en las múltiples razones que tendría el mediodepilado, casi seguro que no eran causas de trabajo, a lo mejor él también tendría su propia depresión personal; un día fue a hacerse un "full hair removal" y lo dejó a la mitad enojado tal vez porque su depilador era un señor de casi 50 de barba blanquecina que llevaba varios días sufriendo con un problema con sus vecinos que gritaban más que él y levantaban los brazos como un gallo de pelea esponjando las plumas y por esa casusa le estaba haciendo un depilado doloroso y descuidado.
Terminó la discusión y nos dispersamos sin que yo tuviera claro el resultado, esperando limpiarme el polvo de los pies en cuanto volviera a casa, pero sin dejar de preocuparme por el chico encabronado y a medio despachar en la estética. Estaba yo cargadísimo de malas vibraciones igualmente.
Algunos miembros del vecindario se movilizaron y hablaron por turnos unos con otros, el desenlace fue que los vecinos amenazantes vinieron a pedirme disculpas a mi puerta, creo, no sé porqué, perdí el hilo de la discusión muy al principio de los gritos, pero me ofrecieron la mano para estrecharla.
Es muy frustrante no tener un final, así que nunca discutas con un señor a medio depilar.
Bueno, el problema originario no se ha repetido en al menos 24 horas, pero al chico le habrá crecido el vello en este tiempo 0,528 mm en las superficies más notables, al menos hasta que un esteticista discuta con él nuevamente, o no, supongo.
JLVL
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